29 septiembre, 2015 | 11:56
Historia en la copa y en la cata
Hace unos días (25 de septiembre) se subastó una “experiencia” de cata en Sotheby’s que creo es algo insólito en este peculiar mundo del vino. Ocurrió, como no puede ser de otra manera, en Nueva York. Los protagonistas: la degustación de una botella de Krug Cuvée 1915, junto con otras añadas memorables y un viaje a la célebre Maison para catar, pasear por el viñedo y sumergirse en una experiencia que podría ser la primera subasta de intangibles del mundo. Cierto es que beber algo de historia, que también es de lo que se trata en este tipo de catas, tiene su aquel…
El precio de salida, de 15.000€, incluye un viaje a la Maison Krug, la cata vertical de varias añadas que en algunos casos son una auténtico acontecimiento como el Krug 1966 del que nunca se ha vuelto a descorchar una botella, o el Krug 1928 que es la primera botella que se abre en décadas. Pero el verdadero “gancho” es abrir la célebre añada de 1915; una joya de las que solo quedan cuatro botellas en el mundo y que fue producto de un momento de convulsión y dolor, en plena contienda de la I Guerra Mundial. Esta añada es testimonio del esfuerzo de viticultores y elaboradores por no decaer en los peores momentos de la humanidad, asegurando la pervivencia de un producto que depende de la naturaleza y la sabia intervención de la mano del hombre.
El pack de la subasta consistió en dos días de inmersión en el mundo Krug para cuatro personas, con una cena en el célebre L’Assiette Champenoise y la visita a la Caveau de Collection de la bodega donde reposan, en el silencio y la quietud de la cave, las cuatro botellas de Krug 1915. Finalmente, la puja se cerró en 116.375$ sin trascender quién es el afortunado y exquisito pujador.
Éste, es un plan perfectamente ideado para celebrar los 100 años de Krug, perteneciente a la cartera de LVMH hoy liderada por Olivier Krug, representante de la sexta generación del fundador y bisnieto de la famosa Jeanne Krug a la que también se le quiere dar tributo con esta acción. Ella estuvo al frente de la Maison durante los convulsos años de guerra mientras su marido Joseph estuvo recluido en la cárcel desde el comienzo de la contienda asegurando su continuidad en momentos en que se presagiaba lo peor. La Maison ideó esta experiencia personal de Reims como una oportunidad para compartir la pasión, que es parte integral de la creación de los champanes Krug y homenajear a la mujer que representa el espíritu de la casa.
Si bien es cierto que esta puja es algo más que la oportunidad de pujar por una botella concreta, ha superado con creces la cifra de 43.000$ por los que salió la botella de Veuve Clicquot 1841 en 2011, o las dos botellas de Dom Perignon Rosé 1959, por 84.700$ en 2011.
Aparte de la ya famosa añada de 1915, los otros champanes que se degustarán en la visita son:
Krug 1988, la añada favorita de Henri Krug, quinta generación de la familia que junto con su hermano Rémi, lideró la Maison desde mediados de los años ’70 hasta el 2001.
Krug 1966, la rara cosecha que conmemora el 50 aniversario de los champanes de añada.
Krug 1959, testimonio de una forma detallista y delicada de enfocar la elaboración y por lo tanto, tributo a la sensibilidad de Paul Krug reconocido actualmente como el responsable de haber convertido la marca en un gran nombre de Champagne.
Krug 1928; una cosecha memorable digna de un momento rigurosamente notable. La primera vez que se descorcha esta añada en décadas.
Por último, el Krug 1915; un champán de 100 años de edad. Una joya enológica de la que solo quedan 4 botella en la cave de Krug y que promete ser todo un acontecimiento.
Últimos comentarios